12/10/06

Preversos de preausencia



El sol quemó las naves
de mi sombra
y aprendí a vivir con la luz.
Mañana será otro día.

Y caminaré por la luz

mientras el sol
lleve grabado tu nombre,
y tras él
las sombras se agiten
codiciosas
intentando esquivarte
para darme el abrazo fatal
de la desdicha.

Tal vez habré llegado tarde
cuando tu ausencia
vierta todo su caudal
sobre mi almohada.

Porque nada está escrito.
El destino se forja
con el fuego
que abrasa la pasión
de cada instante,
y se imprime con ceniza...
tarde,
siempre tarde.

Hasta entonces
gozaré de tu presencia
y reiré con tu risa
y mis ojos brillarán
con el brillo de tus ojos
encendidos de vida
más que nunca.


Javier Feijóo
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