3/3/13

Soneto post mortem

Miráronme a la cara fijamente
para, con el color de mis facciones,
ratificar mi muerte. Sin pasiones,
rindieron reverencia. En el ambiente,

susurros y miradas de elocuente
pesadumbre. Tras las murmuraciones,
vibró un coro de llantos y oraciones
en torno a mi fugaz capilla ardiente.

Solo quedé en la estancia, y a mi lado
coronas de claveles enlazadas
perfumaban mi féretro. Editado

en mi esquela, y con letras bien grabadas
en el mármol, mi nombre fue aireado.
Mis huellas darán fe de mis pisadas.

Javier Feijóo.-

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